La historia de las centralitas es muy curiosa. Y es que desde la creación del teléfono han pasado muchas cosas hasta ahora. Y las vamos a contar.
Hace más de 160 años Antonio Meucci inventó el teléfono. Tras él siguió sus pasos Alexander Graham Bell, que lo patentó en 1876. El teléfono se extendió rápidamente por el país y llegó a Europa.
Fue en 1889, pocos años después, cuando Almon Brown Strowger inventó la centralita telefónica automática con 21 abonados, incluido Mark Twain. Hasta ella llegaba el cableado de los abonados y las operadoras conectaban manualmente las clavijas del panel para conectar el teléfono de quien llamaba con el número que se requería.
¿Cómo se inventó la centralita telefónica automática?
Un empresario de Kansas City, Almon Strowger, se dio cuenta de que su negocio empezaba a perder clientes después de contratar una línea telefónica que le estaba perjudicando. Descubrió que una de las operadoras de la centralita era la esposa de un propietario de su competencia que hacía que todas las llamadas de su empresa fueran desviadas a su competidor. Avisó a los superiores de la operadora, pero no consiguió nada, así que buscó una solución.
Pasó de ser un funerario a un ingeniero para poder salvar su negocio. Con ello logró crear un negocio que revolucionaría nuestras vidas y que salvaría el servicio de su empresa. De no ser así, nuestras comunicaciones serían hoy en día como años atrás.
Tuvo la idea de hacer centralitas automáticas para evitar que se desviaran las llamadas y también para que las operadoras cotillas no escucharan conversaciones ajenas. Hizo una maqueta de este invento, gracias a que su sobrino William tenía conocimientos en electrónica, y consiguieron que funcionara.
Fue en 1889 cuando solicitaron la patente y se les concedió en 1891. Tras la misma, se buscó un socio capitalista para financiar su fabricación y comercialización. Aceptó esta propuesta Joseph Harris.
En noviembre de 1891 se instaló la primera central telefónica automática para 99 abonados en Indiana, concretamente en La Porte. Su presentación fue todo un éxito, aunque no gustó nada a las operadoras que se quedarían sin trabajo. La capacidad de las centralitas llegó a Europa en 1898, después de varias mejoras.
Strowger decide dejar el negocio y vender la patente y participación en la empresa. En 1916, Bell compró el invento.
Consideraciones finales
Las centrales manuales aún siguieron hasta los años 60 y algo más en España pese a la comodidad de las automáticas. Las operadoras telefónicas fueron por ello asumiendo nuevas responsabilidades más allá de conectar clavijas, siendo por ello por lo que aún conservaban su trabajo. Posteriormente, se fueron haciendo secretarias o asumiendo nuevos trabajos para seguir permaneciendo en este sector después de que las automáticas fueron quedándose con el protagonismo.
El ser humano necesita conectarse y comunicarse. Por eso, la invención del teléfono y posteriormente de la centralita telefónica (tanto la manual como la automática) fueron un invento muy considerado para nosotros. A día de hoy, ha evolucionado todo considerablemente, pero no cabe duda de que no podemos vivir sin ellos.
Actualmente, incluso existen las centrales telefónicas virtuales que permiten a las empresas conectarse con mayor facilidad con sus clientes y poder brindar la mejor atención a cada uno de ellos. Este es sin duda otro de los inventos clave para los negocios más exigentes, una necesidad latente que ha sido cubierta.
Cabe esperar que próximamente haya novedades y mejoras interesantes en el campo de las centralitas virtuales y las telefónicas en general.
➢ El mundo necesita de diferentes formas de comunicación pese a las distancias, y los ingenieros son capaces de ir siempre más allá.